Ciudad feminista - Reseña crítica - Leslie Kern
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Ciudad feminista - reseña crítica

Ciudad feminista Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Sociedad y política

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9789878413037

Editorial: Ediciones Godot

Reseña crítica

Leslie Kern aborda los problemas a los que se enfrentan las mujeres en relación con el diseño urbano y la sociedad patriarcal que reproduce roles de género tradicionales. Esto imposibilita que ellas puedan habitar los espacios con libertad y sin miedo. ¡Atrévete a ver tu entorno con otros ojos!

Ciudad de hombres

El principal problema que encuentra Leslie a la hora de hablar de una urbanización feminista radica en que las políticas públicas y la toma de decisiones son casi propiedad exclusiva de los hombres, que arbitran sin ningún conocimiento. Luego, se siguen moldeando las relaciones sociales y el poder en desventaja para las mujeres.

De esta forma, la ciudad se organiza para sostener y facilitar los roles de género tradicionales de los hombres, manteniendo a ”la norma” como las experiencias masculinas y dejando afuera cuestiones de clase, raciales y, por supuesto, de género.

Leslie comenzó a escribir el libro durante el estallido del #MeToo, el destape de una larga historia de acosadores y abusadores de Hollywood. Quienes han sobrevivido a este tipo de abusos dan cuenta de los efectos profundos y duraderos. El miedo femenino en las ciudades se moldea en la amenaza constante y sutil de la violencia y el miedo al acoso.

De igual manera que las industrias legitiman estos abusos, las ciudades hacen lo propio. Protegen a abusadores y castigan a las víctimas con la policía, en muchos casos, como aliada. También se respaldan las normas de la familia patriarcal y la segregación por género de los mercados de trabajo, y se perpetúan los roles de género tradicionales.

Los mitos sexistas acerca de cómo van vestidas las mujeres, por dónde andan y demás, abonan a la cultura de la violación y les recuerdan lo que se espera de ellas: que limiten con miedo su libertad para caminar y habitar espacios en la ciudad. Esto, aunque muchas veces las mujeres se enfrenten a estos mitos de manera audaz y los demás no puedan valorarlo.

Kern comenta la imposibilidad de pensar en una figura “flâneuse”, la de un paseante sin rumbo que deambula por la ciudad —famosa por su rol en la obra de Baudelaire—, como representada por una mujer. El autor refleja a un hombre solo como espectador apasionado de la urbe, que busca volverse uno con la multitud. Es difícil pasar desapercibidas en la ciudad, ya que las mujeres son acosadas constantemente.

La geógrafa Sally Munt propuso la idea de la flâner lesbiana que elude sendas habituales trazadas por la heterosexualidad. Por su parte, Virginia Woolf, escritora de gran trayectoria, es una reconocida flâneuse que supo encontrar paz en las calles de Londres. Pero claro que para todas no es igual, ya que siempre han sido observadas, y a la vez, omitidas.

También el hecho de ir al baño se convierte en un problema para las mujeres. Necesitan más papel higiénico (a veces están menstruando), un gancho para colgar el abrigo, una puerta que cierre, y suelen ser responsables de atender la higiene de los niños y adultos mayores de la familia. La mayoría de los baños públicos no reconocen estas necesidades.

Ciudad de madres

La autora advierte que con su embarazo logró identificar su lugar en la ciudad. Sintió su cuerpo pasar a ser propiedad pública, algo que era comentado y tocado sin consulta previa. De esta manera, sin consentimiento, se terciariza la vida a la multitud. Se espera que los cuerpos embarazados se mantengan a raya, y si no sucede, el ambiente se vuelve muy hostil.

En la ciudad, se supone que se encuentran más facilidades para las madres, ya que tienen todo más cerca. Podrán con mayor facilidad enfrentar las jornadas dobles y triples, conciliar el trabajo, el hogar, y el estudio en algún caso. Pero no es una solución mágica para la cantidad de tiempo que las múltiples responsabilidades demandan.

Ningún flâneuse ha hablado de una mujer embarazada flâneuse, remarcando así una condición plagada de prejuicios de género. Seguramente, esto tiene que ver con que el “cuerpo público” difícilmente pueda mezclarse con el resto de la sociedad, pasando desapercibido.

El lugar de una mujer

La ubicación de las áreas de residencia, lugares de trabajo y redes de transporte, más el trazado de las ciudades, reflejan la sociedad patriarcal capitalista y las expectativas en relación con las actividades. Están pensadas para el hombre cis, blanco y sin ninguna discapacidad. Por supuesto, esto excluye de la planificación a mucha gente.

La falta de infraestructura pública para el cuidado profundiza la desigualdad entre las mujeres, llevándolas a ser explotadas para poder mantenerse en la sociedad. Incluso en el ámbito privado, aún no han logrado dividir de manera más equitativa la carga doméstica y muchas veces necesitan empleadas domésticas.

La gentrificación es el proceso por el cual barrios de clase trabajadora, de bajos ingresos, son tomados por negocios y familias de clase media. Kern sostiene que “a medida que la gentrificación hace que el trabajo de la maternidad se vuelva siempre más caro, aquellas que pueden pagar los servicios privatizados resultan beneficiadas”.

Las comunidades no blancas quedan destinadas a centros urbanos en decadencia, mal financiados y muy patrullados. Esto abona a los patrones urbanos de segregación racial y disparidad de la riqueza, generando menos rangos de oportunidades.

Un punto clave que plantea Kern es el feminismo interseccional, un movimiento iniciado por mujeres negras y de color en las décadas del setenta y ochenta. Reconocieron diferentes formas de opresión por fuera de los circulos de la clase media, blanca y heterosexual. Temas como el capacitismo, racismo, clasismo y homofobia estuvieron sobre la mesa.

Por otro lado, la geografía urbana trata de la relación humana con el entorno, el natural o construido. Este abordaje geográfico de la cuestión de género nos permite entender cómo el sexismo se relaciona con el territorio. Por ejemplo, la polución del aire o contaminación del agua en los suburbios suman más dificultades a la crianza.

En la ciudad, las mujeres se apoderan de las calles a través de las manifestaciones. Esto es de vital importancia para la autora, que afirma: “Es donde nos hacemos escuchar, pero también es aquello por lo que luchamos. Luchamos por pertenecer, por vivir seguras, por ganarnos la vida, por representar a nuestras comunidades, y por tanto más”.

La amistad femenina

Kern considera que en una ciudad no sexista la amistad femenina debe verse como un modo de vida, ya que tiene la posibilidad de “hacer mundo”. Así, hace referencia a la capacidad de imaginar y crear el espacio donde desplegar las cosas de otra manera.

La estigmatización histórica de sus vínculos limita a las mujeres, trabadas en la competencia, a no poder juntarse de manera amorosa y transformarlo todo.

Varias feministas analizan el rol de la mujer en películas y series de TV y se encuentran que allí se reproducen lógicas en las cuales las chicas no habitan la ciudad. Tampoco se ve en estas producciones mucha diversidad racial o de clase, se concentran siempre en personajes blancos heterosexuales.

En las amistades femeninas es muy común el avisar al llegar a casa luego de un encuentro. Esto no es exclusivamente por seguridad, sino que se trata de un contrato implícito donde las mujeres se muestran solidarias, reconociendo la amplia gama de riesgos y situaciones molestas a las que todas se enfrentan.

Por supuesto que, si para las mujeres habitar la ciudad es difícil, imaginemos lo que es para las mujeres lesbianas y queer. Kern dice que muchas veces esos espacios están pensados y habitados por varones gays y no se piensan en función de las mujeres. Así se invisibiliza a las lesbianas y queer, que tejen redes amistosas en el boca a boca.

La amistad es de vital importancia para las lesbianas, ya que muchas veces se ven expulsadas de sus familias. La gentrificación mostró muchas veces la presencia de comunidades alternativas, pero paradójicamente, quienes hacen que el barrio sea así de atractivo suelen ser los que no pueden quedarse.

Podría pensarse que esta amistad es “para toda la vida”, pero suena difícil, ya que es uno de esos lazos que no está legitimado por el Estado, o por la mismísima sangre. Poner en el centro la amistad femenina haría que todo el sistema se desmoronase. Saca del eje a la familia y al Estado valorando los vínculos entre mujeres que podrían apropiarse del espacio.

La ciudad no sexista

La autora plantea que, de la mano del neoliberalismo, las medidas que se aplicaron a lo largo de la historia como “soluciones” se han basado en el mercado, lo que excluye a quienes no pueden pagar servicios adicionales, comodidades, o trabajo (mal pago) a otras personas, en general sectores racializados y/o marginados.

El problema central es que quienes proyectan políticas públicas no se preguntan cómo las decisiones pueden aumentar o socavar la igualdad entre los géneros. Para esto es importante incluir a las mujeres en la toma de decisiones, para garantizar el acceso a la tierra a buenos precios, cerca del trabajo y con servicios básicos.

En palabras de Kern: “Está claro que ha llegado la hora de descentrar a la familia nuclear y heterosexual en todos los terrenos: desde el diseño de viviendas hasta las estrategias de transporte, desde la planificación de barrios hasta la zonificación urbana”.

La investigadora TallBear ve la heteronormatividad como parte de una estructura de “sexualidad colonial”: la monogamia forzada, la propiedad privada y un conjunto específico de relaciones con el Estado les fueron impuestas a las poblaciones indígenas. Kern pide especial atención a esto para no subestimar el peligro que conlleva.

La autora hace referencia a la socialización, ya que cala demasiado hondo y se asume el miedo femenino como algo natural, no infundido por la sociedad patriarcal. Para las niñas devenidas en mujeres, las fuentes primarias del peligro son las ciudades, la noche y los extraños. Aunque el principal peligro en verdad se encuentre en la violencia doméstica.

A pesar de algunos intentos en las ciudades por mejorar la iluminación de las calles, o botones y cámaras de seguridad que ayuden a las mujeres a combatir el miedo, esto no es suficiente ante la historia de dominación patriarcal instalado por la cultura de la violación. Estas medidas no producen ningún cambio en el comportamiento de los hombres.

Para cerrar, Kern afirma que “una ciudad feminista debe ser una ciudad en la que se desmantelen las barreras —físicas y sociales—, donde todos los cuerpos sean bienvenidos y tengan lugar. Una ciudad feminista debe poner el foco en el cuidado, pero no porque las mujeres deban seguir siendo sus principales responsables, sino porque la ciudad es capaz de distribuir el trabajo de cuidado de forma más pareja”.

Notas finales

Leslie Kern nos invita a repensar el diseño urbano y cómo la ciudad se organiza para sostener y facilitar los roles de género tradicionales de los hombres, manteniendo a ”la norma” como las experiencias masculinas blancas y heterosexuales. ¡Ahora eres mucho más consciente sobre la realidad de tu entorno!

Consejo de 12min

El país de las mujeres”, de Gioconda Belli, es un país utópico liderado política y emocionalmente por mujeres feministas. Allí se materializan muchos de los sueños y objetivos que Leslie Kern propone en el libro que acabas de leer. ¡Anímate a escuchar nuestro microlibro!

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¿Quién escribió el libro?

Oriunda de Toronto, Canadá, hoy vive en Sackville, un pueblo rural. Obtuvo un doctorado en Filosofía en Estudios sobre Mujeres de la Universidad de York. Es profesora de... (Lea mas)

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